jueves, 6 de agosto de 2020

La tecnologia y la deshumanización de la humanidad

Hay dos hechos que no podemos negar:

La primera es que la tecnología llegó para quedarse y la segunda es que su adopción es cada vez más amplia y extendida en todos los aspectos de nuestra vida.

¿Por qué? Los beneficios son claros desde el punto de vista económico y operativo, pues con frecuencia la digitalizacion implica un ahorro de tiempo, dinero y costos de mantenimiento tanto empresas como a los mismos usuarios que utilizan un determinado servicio. Pero la hiper-digitalización también trae efectos secundarios quizás nos deseados, y aquí no me refiero precisamente a pérdidas de empleos o desaparición de profesiones en pro de máquinas que no se cansan porque en este sentido comparto la apreciación de que el recurso humano se transforma de acuerdo a las capacidades tecnológicas con que cuente y que puede enfocar sus habilidades en tareas que generen mayor valor.

Deshumanización - Imagen tomada de Enfermeras Comunicatarias https://efyc.jrmartinezriera.com/2018/05/02/el-oximoron-de-los-cuidados-y-la-deshumanizacion/


Me refiero más precisamente a la pérdida del contacto humano o lo que yo he bautizado la deshumanización de la humanidad. Bueno, para empezar no sé si alguien concretamente ya lo ha dicho antes y no me quiero ganar ningún crédito respecto al nombre... Pero aunque este aspecto ya suena más filosófico y hasta dramático seguro que el lector ya ha tenido alguna oportunidad en la cual se intente comunicar con el área de servicio de atención al cliente de algún producto ¡y de repente! no hay ninguna opción para hablar con una persona; o quizás nos estamos acostumbrando cada vez más al autoservicio, donde yo sólo compró lo que necesito y yo mismo empaco mi producto y realizo el pago sin necesidad de nadie más. Y es aquí, donde nos damos cuenta que estamos perdiendo una gran parte de lo que nos hace humanos: la interacción social. Este efecto secundario de la digitalización en mi concepto tiene más aspectos negativos que positivos:

Cuando nos acostumbramos a comunicarnos con una persona a través de chat, de alguna manera, estamos reemplazando sus expresiones y sus sentimientos por la forma en que nosotros mismos interpretamos sus palabras y hasta la misma situación. Aquí quiero aclarar que ni siquiera los emojis realmente pueden reemplazar la capacidad de expresión de una persona (Por si alguien lo dudaba)... y yendo un poco más adelante inclusive cuando podemos ver a dicha persona a través de una pantalla (Videollamada por ejemplo) dentro de nuestra mente puede haber una predisposición a que, lo que vemos detrás de una pantalla no es necesariamente real.

Emoji triste: ¿Cómo poder interpretar detrás de este emoji una tristeza profunda como una depresión? En el día a día podríamos notarlo, tras una pantlla, difícilmente.


Un ejemplo lejano pero clásico son las noticias que vemos a diario. En cualquier evento quizás puede haber una incidencia del medio de comunicación de acuerdo con su tendencia idelológica que le sume o le reste más drama del necesario... O quizás en el caso en el que veamos alguna situación difícil llegamos a pensar que simplemente es un vídeo que está preparado y que está libreteado para mover nuestros sentimientos y es por ello que la interacción a través de medios electrónicos no siempre es la más adecuada para poder resaltar ese lado humano de nuestro ser.

¿Por qué considero este aspecto particularmente negativo? Por que en lugar de ayudarnos a ser mejores personas, es decir, al menos con real empatía respecto a los sufrimientos y deseos de los demás, con frecuencia las personas terminan ensimismadas y solo movidas por unas pocas causas que a lo mejor están sesgadas precisamente a nuestra forma de pensar y no por ésa capacidad de tener empatía con otras personas y de las situaciones que están pasando. Es precisamente por esta razón por la cual, el mundo tecnológico se está moviendo de una forma contradictoria:

Primero teníamos una gran tendencia hacia la digitalización y hacia el autoservicio y ahora que nos damos cuenta de a poco de lo valioso que es la interacción social, la opción de comunicarnos con una persona se está volviendo el nuevo Nivel Premium de todos los canales y servicios ofrecidos en la red,  es decir,

Si queremos ser nosotros mismos... tenemos que estar dispuestos a pagar. ¡Qué ironías!

Ahora que esta pandemia por covid-19 nos ha puesto a prueba en todas las dimensiones de nuestro ser, he visto con más preocupación está exacerbación de la hiperdigitalización. Es verdad, debido al distanciamiento social, las restricciones de eventos masivos y las limitaciones en la movilidad de las personas, nos han hecho pensar que los negocios o servicios que no estén digitalizadas hoy están condenadas a desaparecer.  Es precisamente en esta coyuntura donde escucho esas voces preocupantes que llaman a la hiperdigitalización de cuánto aspecto de nuestras vidas es posible abordar.

Uno de ellos es precisamente la educación; A saber, no dudo que la educación debe reformarse y responder adecuadamente a los retos que la sociedad demanda en nuestros días y tampoco que las herramientas tecnológicas ayudan y mejoran en muchos aspectos algunos componentes claves de un programa educativo. Pero de allí a suponer que la educación debe ser totalmente virtual y no presencial me parece una afirmación temeraria y a la vez poco realista, por la siguientes razones:

  1. No todas las personas aprenden de la misma manera.
  2. No todas las habilidades pueden adquirirse por medio de un programa no presencial, esto es especialmente evidente en la primera infancia.
  3. Algunas habilidades pueden adquirirse en lugares específicos como laboratorios, centros de entrenamiento y otros recursos especializados que sean necesarios para complementar la formación.
  4.  Y por último, éste lo asocio nuevamente con la idea de este post, es porque una de las grandes cosas que puede aportar una educación presencial es precisamente la necesidad de interactuar, de compartir, de reconocer las necesidades y habilidades de las demás personas y por supuesto la capacidad de socializar y conocer otras perspectivas de la vida. 
Y ni hablar de la Inteligencia artificial (Que es otro post más adelante) que en esta vertiente precisamente se perifila como esa solución tecnológica dispuesta para simular muchos de los comportamientos o reacciones humanas en estas interacciones tecnológicas... Per sé no es que sea mala pero nuevamente esta hiperdigitalización acabará pronto socavando una de las partes más importantes de nuestra humanidad que es precisamente ser humanos.

Como profesional de tecnología, soy de esas personas que está buscando cómo innovar y sacar provecho de todas estas tendencias incluyendo la mismísima Inteligencia Artificial pero quizas la reflexión más importante a través de este post es que no olvidemos que, la tecnología tiene una razón de ser y es servir al ser humano y no al revés, como sucede con la hiperdigitalización en la que el humano le sirva a la tecnología. 

Estimado lector, es un buen tiempo para analizar hasta qué punto la tecnología ha permeado nuestra realidad, nuestra dependencia de ella y en ese contexto ser conscientes también de nuestras virtudes y defectos como personas. Pensar en defectos y ser consciente de ellos es una de las primeras formas de sentir verdadera empatía por los demás, de tal manera que, seamos capaces de hacer algo que la tecnología no podrá hacer por nosotros de ninguna de manera: Ser mejores personas.

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