jueves, 13 de agosto de 2020

¿Cómo tus compras tecnológicas pueden ayudar al medio ambiente?

Uno de los desafíos que enfrenta la humanidad es lograr ser ambientalmente sostenible, no por una cuestión de filosofía o estilo de vida sino porque la supervivencia misma está en juego de no tomar un rumbo distinto. Por otra parte, la tecnología ha venido a proponernos muchas alternativas para hacer mejor y más eficientemente muchas de nuestras tareas diarias pero a su vez enfrenta el mismo reto de ser ambientalmente sostenible.

Al pensar en "Obsolencencia programada" se me viene a la memoria Wall-E, el buen robot de Pixar.


Desafortunadamente la obsolescencia programada es una de esas características de la tecnología que la hacen poco amigable con el medio ambiente. Y no es sorpresa para lector encontrar que, muchos dispositivos que se fabricaban hace algunas décadas o quizás hace algunos pocos años estaban diseñados para ser mucho más duraderos y fáciles de reparar pero en la medida en que los dispositivos se vuelven más sofisticados, livianos e inteligentes resultan cada vez más susceptibles a fallas tempranas y resultan más difíciles de reparar.

Por ejemplo, me sorprenden los televisores: Anteriormente un televisor podía comprarse y durar fácilmente diez años o quizás más. Hoy en día, nos damos cuenta que la tecnología avanza muy rápido, hace más bien poco que llegaron los televisores HD, Full HD, apenas nos estamos acostumbrando al 4K (Por que Internet aún no está listo para todo ese tráfico) y ya tenemos aquí 8K... ¿Para qué tanta resolución? Aún no sabemos, pero queremos un TV 8K... Pero el problema fundamental se dió cuando los televisores se hicieron inteligentes.

Televisores capaces de tener mandos ampliamente personalizables y capaces de ejecutar cientos de aplicaciones y hasta juegos los llevaron al infame ciclo de las actualizaciones de software y por ende a la obsolencia programada. ¡Ya me pasó a mí!

Tengo un TV en perfectas condiciones, pero las funcionalidades de Smart TV dejaron de actualizarse y al poco tiempo, ninguna aplicación funcionó nuevamente. Así que pasó de ser, en unos cuatro años un televisor inteligente a uno bruto.

Eso quiere decir que, para gozar de las bondades de un televisor inteligente debe ser reemplazado por lo menos cada 5 años sino es que se reemplaza mucho antes con las necesidades de resolución y calidad de imágen creadas en el mercado.

Ahora, no estoy en contra de que la tecnología avanza y soy de los primeros en reconocer que hay muchas cosas por mejorar y explotar en todo su potencial pero una de las cosas que sí es cierto es que no todas las personas requieren tener lo último en tecnología y, lo más importante, que es precisamente a lo que me quería referir en este post es que las personas deberían tener la oportunidad de conservar mucho más tiempo sus productos tecnológicos si sus prestaciones siguen siendo suficientes para el uso diario.

Otro ejemplo claro es el de los teléfonos móviles o smartphones. He tenido la oportunidad de adquirir dos muy buenos teléfonos -en su momento- de gama alta y estoy seguro que si los fabricantes hubieran seguido el ciclo de actualizaciones de software un poco más, estos equipos los hubiera podido conservar por más tiempo. Inclusive aún hoy esos celulares siguen teniendo características de hardware razonables o equiparables a lo que hoy en día vemos en teléfonos de entrada o gama baja pero que sí están actualizados con las últimas versiones de software, lo que me lleva a pensar que no es propiamente que el equipo en sí mismo no sea capaz de ejecutar el software más reciente sino más bien una razón de negocio.

Y es aquí donde nuestra conciencia como consumidores entra a jugar un papel importante: ¿Cómo debo escoger los mejores productos tecnológicos? ¿Cómo puedo contribuir a la sostenibilidad sí requiero actualizar algunos electrodomésticos?. A raíz de estas preguntas, quiero compartir en este post algunos tips para ayudarte a tomar mejores decisiones en cuanto a tus compras tecnológicas.

  1. Infórmate sobre la garantía y el soporte del producto. La garantía casi siempre la miramos desde el punto de vista de ¿Qué pasa si el equipo tiene algún defecto de fábrica? o ¿Si llega a presentar algún desperfecto durante sus primeros meses de vida? pero pocas veces nos preguntamos por el soporte o el ciclo de vida del producto. En este sentido, hay que indagar por cuánto tiempo el fabricante nos va a dar actualizaciones o soporte sobre el producto que vamos a comprary si existe la posibilidad de tener un soporte extendido.
  2. Investiga sobre la durabilidad del producto. Existen muchos recursos en Internet y particularmente en YouTube en los que se muestra cómo es la durabilidad de un dispositivo. No he visto pocos casos dramáticos en los cuales hasta se deja caer un celular para ver su resistencia a golpes... Ese tipo de perspectivas nos pueden dar una idea de qué tan durable o frágil puede ser un dispositivo y debería ser tomado en cuenta a la hora de tomar la decisión de compra.
  3. Compra la última línea de producto. Esta parte es un poco polémica pero lo voy a plantear de la siguiente manera: Cuando compras un dispositivo a un precio precio más competente porque ya salió una nueva generación que lo reemplaza... inherentemente estás adquiriendo un producto que ya ha cumplido parte de su ciclo de vida. En consecuencia quedará obsoleto más pronto que si compraras el dispositivo de nueva generación. No quiero que se mal entienda; en este aspecto generalmente los fabricantes proveen líneas de sus productos para gamas altas, medias y bajas. Mi propuesta es que siempre deberías comprar el producto de la última generación que se ajuste a tu presupuesto de tal manera que recibas todo el ciclo de vida y actualizaciones en lugar de comprar uno que ya luce obsoleto.
  4. Cuarto analiza bien tus necesidades. Todos tenemos un amigo que cambia de celular como de zapatos. Yo, al indagar con mi amigo sobre las razones por las cuales cambiaba de celular tan frecuentemente, me dijo que era porque la batería ya duraba muy poco. Esto puede ser cierto en la medida en que las baterías son un componente que se desgasta de acuerdo con los ciclos de carga para los cuales ha sido diseñada... Pero si ésta fuera la razón exclusiva de compra y no otra... Debería fijarse en quizás no comprar un celular exactamente de la misma línea sino en uno que tenga una capacidad de batería sustancialmente superior. Aquí hay que decir que ¡Si! Los celulares siempre tratan de mantener un equilibrio para llegar a todo público pero en general siempre hay uno o dos aspectos en que destacan de forma particular: Hay unos que destacan por la cámara, otros que destacan por la pantalla, otros que destacan por la capacidad para ejecutar juegos y hay otros que destacan precisamente por la duración de la batería.
  5. Revisa las opciones de reciclaje que te ofrece el fabricante. Hay algunos fabricantes que ofrecen planes de retoma de sus equipos o cuentan con lugares en donde uno puede entregar sus dispositivos aniguos para que sean procesados y reciclados de manera responsable Prefiere los fabricantes que ofrezcan este tipo de planes en tu zona de tal manera que, en la medida de lo posible, tu basura electrónica sea procesada responsablemente.
Ahora, si bien hablo de los celulares porque es uno de los dispositivos que con más frecuencia se reemplaza, esto aplica a casi cualquier otro dispositivo: Un computador de escritorio, un computador portátil, un televisor, una tableta, inclusive un reloj inteligente.

¡Ah! ¡Hay un último caso! En el que se compra el dispositivo tecnológico y no cumpla con nuestras expectativas y por tanto sea desechado prematuramente. Aquí bastará con revisar muy bien las críticas en Internet, hacer las preguntas necesarias al fabricante y la mayoría de las veces se puede ir al almacén y realizar algunas pruebas sobre el dispositivo personalmente antes de realizar la compra... Cosa que te aconsejaría siempre que sea posible.

Y es así, con estos sencillos consejos en tiempos de cuarentena nos damos cuenta que el consumo responsable y que el uso de la tecnología de acuerdo con nuestras necesidades puede ayudar a hacer de este un mundo mejor.

jueves, 6 de agosto de 2020

La tecnologia y la deshumanización de la humanidad

Hay dos hechos que no podemos negar:

La primera es que la tecnología llegó para quedarse y la segunda es que su adopción es cada vez más amplia y extendida en todos los aspectos de nuestra vida.

¿Por qué? Los beneficios son claros desde el punto de vista económico y operativo, pues con frecuencia la digitalizacion implica un ahorro de tiempo, dinero y costos de mantenimiento tanto empresas como a los mismos usuarios que utilizan un determinado servicio. Pero la hiper-digitalización también trae efectos secundarios quizás nos deseados, y aquí no me refiero precisamente a pérdidas de empleos o desaparición de profesiones en pro de máquinas que no se cansan porque en este sentido comparto la apreciación de que el recurso humano se transforma de acuerdo a las capacidades tecnológicas con que cuente y que puede enfocar sus habilidades en tareas que generen mayor valor.

Deshumanización - Imagen tomada de Enfermeras Comunicatarias https://efyc.jrmartinezriera.com/2018/05/02/el-oximoron-de-los-cuidados-y-la-deshumanizacion/


Me refiero más precisamente a la pérdida del contacto humano o lo que yo he bautizado la deshumanización de la humanidad. Bueno, para empezar no sé si alguien concretamente ya lo ha dicho antes y no me quiero ganar ningún crédito respecto al nombre... Pero aunque este aspecto ya suena más filosófico y hasta dramático seguro que el lector ya ha tenido alguna oportunidad en la cual se intente comunicar con el área de servicio de atención al cliente de algún producto ¡y de repente! no hay ninguna opción para hablar con una persona; o quizás nos estamos acostumbrando cada vez más al autoservicio, donde yo sólo compró lo que necesito y yo mismo empaco mi producto y realizo el pago sin necesidad de nadie más. Y es aquí, donde nos damos cuenta que estamos perdiendo una gran parte de lo que nos hace humanos: la interacción social. Este efecto secundario de la digitalización en mi concepto tiene más aspectos negativos que positivos:

Cuando nos acostumbramos a comunicarnos con una persona a través de chat, de alguna manera, estamos reemplazando sus expresiones y sus sentimientos por la forma en que nosotros mismos interpretamos sus palabras y hasta la misma situación. Aquí quiero aclarar que ni siquiera los emojis realmente pueden reemplazar la capacidad de expresión de una persona (Por si alguien lo dudaba)... y yendo un poco más adelante inclusive cuando podemos ver a dicha persona a través de una pantalla (Videollamada por ejemplo) dentro de nuestra mente puede haber una predisposición a que, lo que vemos detrás de una pantalla no es necesariamente real.

Emoji triste: ¿Cómo poder interpretar detrás de este emoji una tristeza profunda como una depresión? En el día a día podríamos notarlo, tras una pantlla, difícilmente.


Un ejemplo lejano pero clásico son las noticias que vemos a diario. En cualquier evento quizás puede haber una incidencia del medio de comunicación de acuerdo con su tendencia idelológica que le sume o le reste más drama del necesario... O quizás en el caso en el que veamos alguna situación difícil llegamos a pensar que simplemente es un vídeo que está preparado y que está libreteado para mover nuestros sentimientos y es por ello que la interacción a través de medios electrónicos no siempre es la más adecuada para poder resaltar ese lado humano de nuestro ser.

¿Por qué considero este aspecto particularmente negativo? Por que en lugar de ayudarnos a ser mejores personas, es decir, al menos con real empatía respecto a los sufrimientos y deseos de los demás, con frecuencia las personas terminan ensimismadas y solo movidas por unas pocas causas que a lo mejor están sesgadas precisamente a nuestra forma de pensar y no por ésa capacidad de tener empatía con otras personas y de las situaciones que están pasando. Es precisamente por esta razón por la cual, el mundo tecnológico se está moviendo de una forma contradictoria:

Primero teníamos una gran tendencia hacia la digitalización y hacia el autoservicio y ahora que nos damos cuenta de a poco de lo valioso que es la interacción social, la opción de comunicarnos con una persona se está volviendo el nuevo Nivel Premium de todos los canales y servicios ofrecidos en la red,  es decir,

Si queremos ser nosotros mismos... tenemos que estar dispuestos a pagar. ¡Qué ironías!

Ahora que esta pandemia por covid-19 nos ha puesto a prueba en todas las dimensiones de nuestro ser, he visto con más preocupación está exacerbación de la hiperdigitalización. Es verdad, debido al distanciamiento social, las restricciones de eventos masivos y las limitaciones en la movilidad de las personas, nos han hecho pensar que los negocios o servicios que no estén digitalizadas hoy están condenadas a desaparecer.  Es precisamente en esta coyuntura donde escucho esas voces preocupantes que llaman a la hiperdigitalización de cuánto aspecto de nuestras vidas es posible abordar.

Uno de ellos es precisamente la educación; A saber, no dudo que la educación debe reformarse y responder adecuadamente a los retos que la sociedad demanda en nuestros días y tampoco que las herramientas tecnológicas ayudan y mejoran en muchos aspectos algunos componentes claves de un programa educativo. Pero de allí a suponer que la educación debe ser totalmente virtual y no presencial me parece una afirmación temeraria y a la vez poco realista, por la siguientes razones:

  1. No todas las personas aprenden de la misma manera.
  2. No todas las habilidades pueden adquirirse por medio de un programa no presencial, esto es especialmente evidente en la primera infancia.
  3. Algunas habilidades pueden adquirirse en lugares específicos como laboratorios, centros de entrenamiento y otros recursos especializados que sean necesarios para complementar la formación.
  4.  Y por último, éste lo asocio nuevamente con la idea de este post, es porque una de las grandes cosas que puede aportar una educación presencial es precisamente la necesidad de interactuar, de compartir, de reconocer las necesidades y habilidades de las demás personas y por supuesto la capacidad de socializar y conocer otras perspectivas de la vida. 
Y ni hablar de la Inteligencia artificial (Que es otro post más adelante) que en esta vertiente precisamente se perifila como esa solución tecnológica dispuesta para simular muchos de los comportamientos o reacciones humanas en estas interacciones tecnológicas... Per sé no es que sea mala pero nuevamente esta hiperdigitalización acabará pronto socavando una de las partes más importantes de nuestra humanidad que es precisamente ser humanos.

Como profesional de tecnología, soy de esas personas que está buscando cómo innovar y sacar provecho de todas estas tendencias incluyendo la mismísima Inteligencia Artificial pero quizas la reflexión más importante a través de este post es que no olvidemos que, la tecnología tiene una razón de ser y es servir al ser humano y no al revés, como sucede con la hiperdigitalización en la que el humano le sirva a la tecnología. 

Estimado lector, es un buen tiempo para analizar hasta qué punto la tecnología ha permeado nuestra realidad, nuestra dependencia de ella y en ese contexto ser conscientes también de nuestras virtudes y defectos como personas. Pensar en defectos y ser consciente de ellos es una de las primeras formas de sentir verdadera empatía por los demás, de tal manera que, seamos capaces de hacer algo que la tecnología no podrá hacer por nosotros de ninguna de manera: Ser mejores personas.